Clostridium difficile, también conocido como “C. diff” es un germen que puede provocar diarrea. La mayoría de los casos de infecciones por C. diff ocurren en pacientes que están tomando antibióticos. Los síntomas más comunes de una infección por C. diff incluyen:
• Diarrea acuosa
• Fiebre
• Pérdida del apetito
• Náusea
• Dolor y sensibilidad abdominal
Los ancianos y las personas con ciertos problemas médicos tienen más probabilidades de contraer C. diff. Las esporas de la C. diff pueden vivir fuera del cuerpo humano por mucho tiempo y pueden encontrarse en objetos del ambiente, tales como ropa de cama, rieles de la cama, accesorios del baño y equipo médico. La infección por C. diff puede transmitirse de persona a persona por medio del equipo médico contaminado y por las manos de las visitas, los doctores, las enfermeras, otros proveedores de atención médica.
Clostridium difficile es una causa importante de la diarrea asociada a antibióticos, que en su forma más grave puede dar lugar al síndrome clínico de colitis pseudomembranosa, que conlleva una mortalidad significativa. Pese a que Clostridium difficile puede ser un componente de la flora bacteriana intestinal normal, puede convertirse en un patógeno oportunista después del tratamiento del paciente con antibióticos por la alteración que estos producen en la flora intestinal normal. En las circunstancias apropiadas, las cepas productoras de toxina de Clostridium difficile producen dos toxinas: la toxina A, una enterotoxina histopática y la toxina B, una citotoxina in vitro. La literatura indica que la toxina A y la toxina B son producidas al mismo tiempo. Se piensa que los síntomas clínicos asociados con la enfermedad se deben sobre todo a la toxina A y hasta la fecha no se han encontrado evidencias convincentes de que la toxina B tenga actividad biológica importante en la enfermedad de presentación natural.
jueves, 30 de septiembre de 2010
Estreptococo tipo A (metacognición)
Los estreptococos del grupo A son bacterias que suelen estar presentes en la garganta y sobre la piel. La mayoría de las infecciones por GAS producen enfermedades relativamente leves, como el estreptococo de garganta y el impétigo. Sin embargo, en ciertas ocasiones estas bacterias pueden provocar enfermedades mucho más graves y que pueden poner en peligro la vida, como la fascitis necrotizante (generalmente denominada "la bacteria carnívora") y el síndrome de shock tóxico estreptocócico (STSS, por sus siglas en inglés). Además, las personas pueden portar estreptococos del grupo A en la garganta o en la piel sin presentar síntoma alguno de la enfermedad.
Estas bacterias se contagian por contacto directo con secreciones nasales o de la garganta de personas infectadas con lesiones cutáneas infectadas. El riesgo de contagio es mayor cuando la persona se encuentra enferma, por ejemplo, cuando las personas tienen estreptococos en la garganta o en una herida infectada. Los portadores asintomáticos de la bacteria son mucho menos contagiosos. El tratamiento de una persona infectada con un antibiótico apropiado durante 24 horas o más, elimina la posibilidad de contagio con la bacteria. Sin embargo, es importante realizar el tratamiento completo con antibióticos tal como ha sido formulado. Artículos domésticos como platos, copas, juguetes, etc., no tienen mayor importancia en la transmisión de la enfermedad.
Las infecciones estreptocócicas invasivas del grupo A ocurren cuando la bacteria traspasa las defensas de la persona infectada. Esto puede ocurrir cuando una persona tiene llagas u otras heridas en la piel, que le permitan a la bacteria introducirse en el tejido. Las condiciones de salud que disminuyen la inmunidad de una persona a la infección también hacen que aumente la probabilidad de que se produzca la enfermedad invasiva. Además, existen ciertas variedades de GAS que pueden causar enfermedades más graves que las producidas por otras variedades. La razón por la cual ciertas variedades provocan más enfermedades graves no está del todo clara, pero puede guardar relación con la producción de sustancias (toxinas) que causan shock y daño a órganos y enzimas que provocan la destrucción de tejidos.
Pocas personas que entren en contacto con una variedad virulenta de GAS desarrollarán la enfermedad invasiva GAS; la mayoría de las personas, en cambio, padecerá una infección cutánea o de garganta común y algunas pueden no presentar síntomas. Pese a que las personas sanas pueden contraer la enfermedad invasiva GAS, la población de mayor riesgo está conformada por quienes padecen enfermedades crónicas, como cáncer, diabetes y diálisis renal, así como quienes utilizan medicamentos como esteroides. Asimismo, los cortes en la piel, como heridas quirúrgicas o varicela, pueden constituir una oportunidad para que la bacteria ingrese al cuerpo.
La bacteria estreptococo del grupo A puede ser tratada con antibióticos comunes de muy bajo costo. La penicilina es el medicamento que se utiliza para casos leves y graves. En el caso de pacientes alérgicos a la penicilina que presenten casos leves, puede utilizarse la eritromicina, aunque se han registrado algunos casos de resistencia ocasional. También se puede utilizar la clindamicina para tratar a pacientes alérgicos a la penicilina afectados por un ataque más grave de la enfermedad; este medicamento también puede agregarse al tratamiento en casos de fascitis necrotizantes o STSS. Existen otros antibióticos que también son efectivos. Además de los antibióticos, el cuidado en una unidad de terapia intensiva y en ciertos casos la cirugía, son necesarios para estas enfermedades. El tratamiento temprano puede disminuir el riesgo de muerte aún cuando, desafortunadamente, ni siquiera la terapia apropiada logre evitar la muerte en todos los casos.
Estas bacterias se contagian por contacto directo con secreciones nasales o de la garganta de personas infectadas con lesiones cutáneas infectadas. El riesgo de contagio es mayor cuando la persona se encuentra enferma, por ejemplo, cuando las personas tienen estreptococos en la garganta o en una herida infectada. Los portadores asintomáticos de la bacteria son mucho menos contagiosos. El tratamiento de una persona infectada con un antibiótico apropiado durante 24 horas o más, elimina la posibilidad de contagio con la bacteria. Sin embargo, es importante realizar el tratamiento completo con antibióticos tal como ha sido formulado. Artículos domésticos como platos, copas, juguetes, etc., no tienen mayor importancia en la transmisión de la enfermedad.
Las infecciones estreptocócicas invasivas del grupo A ocurren cuando la bacteria traspasa las defensas de la persona infectada. Esto puede ocurrir cuando una persona tiene llagas u otras heridas en la piel, que le permitan a la bacteria introducirse en el tejido. Las condiciones de salud que disminuyen la inmunidad de una persona a la infección también hacen que aumente la probabilidad de que se produzca la enfermedad invasiva. Además, existen ciertas variedades de GAS que pueden causar enfermedades más graves que las producidas por otras variedades. La razón por la cual ciertas variedades provocan más enfermedades graves no está del todo clara, pero puede guardar relación con la producción de sustancias (toxinas) que causan shock y daño a órganos y enzimas que provocan la destrucción de tejidos.
Pocas personas que entren en contacto con una variedad virulenta de GAS desarrollarán la enfermedad invasiva GAS; la mayoría de las personas, en cambio, padecerá una infección cutánea o de garganta común y algunas pueden no presentar síntomas. Pese a que las personas sanas pueden contraer la enfermedad invasiva GAS, la población de mayor riesgo está conformada por quienes padecen enfermedades crónicas, como cáncer, diabetes y diálisis renal, así como quienes utilizan medicamentos como esteroides. Asimismo, los cortes en la piel, como heridas quirúrgicas o varicela, pueden constituir una oportunidad para que la bacteria ingrese al cuerpo.
La bacteria estreptococo del grupo A puede ser tratada con antibióticos comunes de muy bajo costo. La penicilina es el medicamento que se utiliza para casos leves y graves. En el caso de pacientes alérgicos a la penicilina que presenten casos leves, puede utilizarse la eritromicina, aunque se han registrado algunos casos de resistencia ocasional. También se puede utilizar la clindamicina para tratar a pacientes alérgicos a la penicilina afectados por un ataque más grave de la enfermedad; este medicamento también puede agregarse al tratamiento en casos de fascitis necrotizantes o STSS. Existen otros antibióticos que también son efectivos. Además de los antibióticos, el cuidado en una unidad de terapia intensiva y en ciertos casos la cirugía, son necesarios para estas enfermedades. El tratamiento temprano puede disminuir el riesgo de muerte aún cuando, desafortunadamente, ni siquiera la terapia apropiada logre evitar la muerte en todos los casos.
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